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Sorpresas, resultados ajustados, menos candidatos pero más igualdad, apuestas impredecibles y goles en el último minuto. Ingredientes necesarios para dotar a una competición de emociones que llenen estadios.
De las principales ligas, destacan la National Women Soccer League norteamericana, la Women’s Super League inglesa y la Division 1 Féminine. Sobretodo, por el nivel que se exhibe en el terreno de juego y el grado de competitividad que se respira. Asimismo, también son las ligas formadas por un menor número de equipos, no superando los 12 clubes participantes. Inevitablemente, este modelo de pocos equipos fomenta una mayor competitividad en el césped y fuera de él. Cuentan con plantillas más equilibradas y aportaciones más igualitarias por parte de federaciones, patrocinadores y cadenas de televisión. Para el espectador, la oportunidad de poder disfrutar de más competiciones durante el año también supone un aliciente.
¿Qué pasaría si la Liga Iberdrola pasara a tener 10 equipos? Sobre el papel, una de las primeras consecuencias podría ser el aumento de la media de espectadores. Por otro lado, un calendario más corto podría facilitar la concentración del impacto mediático en momentos de mayor repercusión. En comparación con las grandes ligas europeas, a pesar de que la media de fans por partido no se incrementa demasiado, sería interesante analizar qué impacto tiene la cantidad de clubes en la partida de ingresos global.
Claro está que la liga de Estados Unidos pertenece a otro nivel. En relación al matchday, el esfuerzo e inversión que se dedica a cuidar el concepto de fan experience eleva la emoción de los partidos a una dimensión superior. Es común ver activaciones de marca de patrocinadores que despiertan emoción para los aficionados antes de que lleguen a su asiento.
¿Te obsesionas lo suficiente en cuidar a tus fans para conseguir que asistan religiosamente a cada partido?