A dos de cada cinco jóvenes no les interesa el fútbol porque «tienen mejores cosas que hacer».
El deporte más popular a escala global está dejando escapar a toda una generación de entre 16 y 24 años, según el último estudio de ECA sobre fan engagement. Su excesiva cultura de negocio y la falta de sensibilidad con la sociedad son algunos de los motivos.
El COVID-19 ha acelerado la consolidación de una generación que se preocupa por aspectos como la igualdad, ecología y derechos humanos. No es coincidencia que el fútbol femenino empatice profundamente con la resiliencia y espíritu social de estas actitudes.
Conectividad móvil, contenido en OTT, redes sociales y experiencias inmersivas están desconectando a muchos aficionados del fútbol. De observar a sentir, de ver a cambiar.
Sencillamente, esperan más.
Cerrando el gap
Entender el fútbol como una industria social y de entretenimiento más allá que un deporte es la clave para permanecer relevante.
Una nueva era tras el COVID-19 requiere pensar diferente para tener éxito en un modelo transformado, donde sólo la tecnología puede elevar la experiencia y sentido de pertinencia.
Los eSports, realidad aumentada y virtual son áreas emergentes para seguir entreteniendo, inspirando y cambiando. Nuevas oportunidades que fuerzan a los profesionales a volver a los fundamentos del marketing, «para quién» y «para qué».
En el fútbol femenino, podemos diferenciar dos segmentos de mercado claros, compuestos por aquellos quiénes siguen el deporte día a día y conocen todos los detalles, y aquellos que disfrutan del fútbol y también se sienten atraídos por el fútbol femenino por su interés en el deporte.
Según la ECA, la base de aficionados el fútbol se compone de seis grupos diferentes: FOMO Followers (27%), Main Eventers (19%), Tag Alongs (19%), Club Loyalists (14%), Football Fanatics (11%) e Icon Imitators (11%).
Los datos deben acompañarse claramente por un propósito para frenar esta desconexión, diseñando experiencias destinadas a satisfacer expectativas y necesidades emocionales. Entre las más importantes, podemos encontrar el sentimiento de pertinencia, el entretenimiento, la socialización en una comunidad y consumir contenido de calidad.
El fútbol femenino y los datos
El deporte femenino entiende claramente la necesidad de escuchar antes de hacer. La oportunidad de recolectar información de espectadores, aficionados, socios y seguidores en redes.
A través de UEFA.tv, el organismo europeo retransmitió en abierto los partidos de la Champions femenina. Una plataforma de streaming a través de registro de datos.
Google impulso la Virtual Watch Party by Secret durante la NWSL Challenge Cup, una iniciativa para encontrarse, hablar y animar a clubes con amigos y otros fans.
Hace un año, la federación inglesa lanzó una nueva plataforma dedicada al fútbol femenino, The FA Player. Un servicio detrás de registros para captar datos.
La cultura es suficiente
Tal y como apunta el informe de Deloitte Global Millennial Survey 2020, «la pandemia ha reforzado aún más el sentido de responsabilidad individual«.
Mejorar las cosas es lo que el deporte y el fútbol femenino pueden perseguir para conseguir una parte de la atención limitada de la sociedad actual.
Una filosofía en el corazón de Visa, quien con accesibilidad e igualdad, promociona iniciativas como donaciones de 50.000 euros a fundaciones seleccionadas por Players of the Match en la Champions femenina. Más allá del deporte, el proyecto The Second Half desarrolla oportunidades una vez las jugadoras se retiran. En 2019, Visa ocupó la posición número 19 en el ranking Top 30 Meaningful Brands.
Los protagonistas del fútbol no tienen demasiadas opciones para conectar con los más jóvenes. Ser social o dejar de ser.
ECA – Fan of the Future
Deloitte – Encuesta Generación Millennial 2020