En el mundo del patrocinio, normalmente hablamos de dinero, estrategia y resultados.
Elementos racionales ligados al conocimiento y a las habilidades técnicas.
De lo que se habla -y reconoce- mucho menos es de la enorme resiliencia, optimismo y esfuerzo de los profesionales implicados.
Elementos actitudinales que acaban siendo fundamentales para cerrar acuerdos.
Estas habilidades emocionales te permiten desarrollar la parte racional con el tiempo necesario, pero no al revés.
Después de llamar a 100 puertas de marcas, aprendes a vender mejor, pero no sirve de nada si abandonas en la quinta.
A los 21 años, viví una experiencia personal que me marcó y cuyos aprendizajes he llevado a mi carrera profesional.
Vivía en Inglaterra, cursando mi último año de carrera en Marketing. Hicimos un viaje a Disneyland París para aprender sobre experiencia de cliente.
Acepté ser el líder de mi grupo, y lamentablemente no conseguí todo el apoyo que necesitaba del equipo para preparar un buen proyecto.
Llegó el momento de presentar en el gran auditorio, frente a 150 personas, incluidos alumnos, profesores y ejecutivos de Disney.
Nunca había hablado delante de tanta gente, en inglés y sin estar bien preparado. En el momento de subir al escenario, solo una chica del grupo de 10 personas aceptó ayudar en una parte.
Además de nervioso, estaba enfadado.
De esa experiencia, aprendí tres cosas que me han acompañado en mi carrera en marketing y patrocinio:
01) Ve con lo que tienes, aunque sea imperfecto. Nunca estarás 100% cómodo. Así es como vas mejorando poco a poco.
02) No pierdas una oportunidad para liderar, hablar o subir al escenario. El coraje de compartir conocimientos y experiencias nos enseña.
03) La preparación es el 90% del éxito. Anticipar escenarios negativos es necesario para saber cómo superar situaciones inesperadas.
Con el tiempo, quedó el orgullo de haber hecho lo mejor que pude, y un certificado!