Un tatuaje es para toda la vida.
Es sobre aquello que dejó una marca en nuestras vidas.
Detrás de infinitos tatuajes, se encuentran pocos deseos.
¿Qué necesitamos? Alimentarnos, tener un lugar donde vivir y salud.
¿Qué queremos? Estatus, afiliación y dejar de lado nuestros miedos.
Tomamos decisiones basadas en lo que queremos, no en lo que necesitamos. Aquí es donde la marca entra en juego.
Disney es la marca comercial más tatuada, no por su precio, sus campañas o sus claims, sino por cómo hizo sentir a muchas personas.
Harley-Davidson representa una tribu que define un estatus para su comunidad.
En el patrocinio es muy difícil conseguir que los fans se tatúen la marca de un patrocinador, pero nuestro trabajo es intentarlo.
Los diferentes patrocinios se miden con diferentes métricas, pero al final se trata de ser relevante en la vida de los clientes.
Es tan desafiante como simple: entender el deseo real y satisfacer expectativas cada vez mayores.
